Divino dueño mío,
Si al tiempo de partirme
Tiene mi amante pecho
Alientos de quejarse,
Oye mis penas, mira mis males.
Aliéntese el dolor.
Si puede lamentarse,
Y a la vista de perderte
Mi corazón exhala
Llanto a la tierra, quejas al aire.
Apenas tus favores
Quisieron coronarse,
Dichoso más que todos,
Felices como nadie,
Cuando los gustos fueron pesares.
Sin duda el ser dichoso
Es la culpa más grave,
Pues mi fortuna adversa
Dispone que la pague
Con que a mis ojos tus luces faltan.
¡Ay, dura ley de ausencia!
¿Quién podrá derogarte,
Ahí a donde yo no quiero
Me lleves, sin llevarme,
Con alma muerta, vivo cadáver?
¿Será de tus favores
Solo el corazón cárcel
Por ser aun el silencio
Si quiero que los guarde,
Custodio indigno, sigilo frágil?
Y puesto que me ausento,
Por el último vale
Te prometo rendido
Mi amor y fe constante,
Siempre quererte, nunca olvidar.
Sor Juana Inés de la Cruz.
Precioso Irma, Sor Juan de la Cruz es un turrón de azúcar, me encanta es dulzura.
ResponderEliminarGracias por compartirla.
Un abrazo