La noche.

Desde que tengo uso de razón siempre me ha gusta la noche, pienso que no hay tiempo y espacio más romántico que la noche. 

Decía que el dormir era un tiempo perdido, era como estar muerto por unas horas, pensaba que Dios nos mandaba la noche para practicar el estar muertos, para que cuando llegará ese momento no se nos hiciera extraño.

La quietud de la noche es exitante, los sentidos se agudizan, se pueden escuchar los sonidos más insignificantes, y los cantos de los grillos y las ranas, los cuales no se pueden escuchar de día, se te eriza la piel solo de imaginar lo que no puedes ver, la imaginación trabaja a mil por hora, la noche es el tiempo romántico del día, es cerrar los ojos e imaginar al ser amado que llega flotando y te da un beso y te abraza y bailas con él al compás de la melodía mas bonita del mundo. 

Amo la noche por ese silencio y esa oscuridad estimulante, por el brillo de sus estrellas como luciérnagas que destilan su luz de amor para la noche, amo la luna porque surca lentamente el cielo, como coqueteando y disfrutando su reflejo en las aguas, y esperando que la mirada de los enamorados se posen en ella para bañarlos con su luz radiante, con su brillo de plata, 

La noche enamora, la noche subyuga, la noche es el amanecer del alma. 

¿Porque la noche pasa mientras yo duermo? no sé, lo único que sé es que es un tiempo que se va sin disfrutar la mejor parte del día. 


Irma Villalobos.

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